13 de abril de 2011

Ímpetu (mamarrachos al reverso de una fotocopia)

Después de encontrar ese pedazo perdido, esa pieza faltante, sentí que volvía a ser más importante que la lluvia que caía sobre mi rostro, que el mundo que caía encima mío, que todo lo gris, oscuro y maligno. Recobré la locura olvidada y comencé a contarme, maravillado, historias nuevas y desconocidas.

Sentí el amor que desde hace un año no sentía. Nuevamente en mayo - qué curioso - me dieron esas ganas incontrolables de reír, que al ser notadas solo provocaban más risas y que desbordaban en carcajadas involuntarias e injustificadas si pensaba demasiado en ellas.

Sentí, con total seguridad, que el amor nada tiene que ver con estar al lado de la persona amada. El ser correspondido es apenas un accidente del tiempo y el espacio, una cosa exterior que en nada afecta lo que sucede por dentro. Si no me aman - al menos en este momento - no me importa. Importa que yo amo, no por alguna razón, sino porque me es imposible no amar.

Volví a ser más importante que la lluvia, y mi pluma es arrastrada por una fuerza conocida y olvidada de la que soy la más feliz víctima.

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Fe de Erratas:
Este texto, ya viejo, fue objeto de correcciones gramaticales absolutamente necesarias antes de ver la luz en este blog. Sin embargo, no pude eliminar ese uso erróneo de dos tiempos verbales sin sacrificar el sentido que buscaba en su momento. El error se queda. Hay defectos que son demasiado testarudos.

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