La alegría es audaz y es charlatana
fanfarrona, grandilocuente
y busca llamar la atención
de todos en la fiesta.
Pero la tristeza, oculta en su silencio,
es fecunda y reflexiva.
Por eso se canta con mayor belleza
lo que se anhela y se espera
pero aún no se ha obtenido
pues detrás de la esperanza
subyace la tristeza
de quien busca
y no encuentra una respuesta.
Si quieres escribir, amigo mío,
embriágate de soledad
y nútrete de desengaño
y envía tu alma a las llanuras
a caminar los campos como el Quijote
que oculta el corazón de un Cervantes
preso, desconsolado y aburrido.
Y entonces tus palabras llegarán
a los corazones tristes y maltrechos
de quienes ansían creer tus fantasías
y amar y ser libres por un tiempo
y abrazar en el aire los instantes
que la vida les niega de otro modo.
Habrás tocado las fibras más sensibles
de la universal tragedia
de los seres humanos.
Compartirás ese amor que tanto anhelas
con el solitario y el miserable
y ambos creeran que existe
y serán felices un momento.
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